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COMPLEJO ARQUEOLÓGICO PUNTIACHIL

A cinco minutos del parque central de Cayambe, por la calle sucre hacia el oriente está el complejo,  desde el cual se puede apreciar cualquier punto de la cuidad y todo su entorno paisajístico natural, en el cual se destacan la visibilidad de la Mama Cotacachi, El Ruco y Guagua Pichincha, y El Nevado Cayambe.

Video de las Fiestas de San Pedro.

PUNTIACHIL
 

Puntiachil es considerado por muchos entendidos un observatorio astronómico o un calendario solar por las investigaciones astronómicas basadas en la proyección del sol sobre la zona ecuatorial, particularmente el 21 de marzo, día en el cual se produce el fenómeno que en astronomía se conoce como equinoccio.

Como parte de lo que fue el complejo de Puntiachil se observa la pirámide principal donde en los tiempos ancestrales para obtener una sombra de grandes proporciones los indígenas construyeron elementos como el reloj solar y un cilindro, que según estudios no se encontraba en las inmediaciones de la tola si no a unos metros de la misma.

 

Estas edificaciones precolombinas de las que nos habla Ulloa, forman parte del la ciudad actual de Cayambe. En el presente es poco lo que se conserva del espacio arqueológico de Puntiachil, pero por las referencias históricas se conoce que estuvo conformado por pirámides truncadas, tolas, camellones y terrazas agrícolas. Ha sido considerado como un espacio habitacional, ceremonial y de producción agrícola.

 

Por descripciones y textos, especialmente de Ulloa, miembro de la Misión Geodésica, se conoce que hasta 1736 existía en Puntiachil un gran cilindro de adobe que al proyectar su sombra permitía conocer fenómenos astronómicos, como los equinoccios y solsticios. En la actualidad ha desaparecido, resultado de saqueos, efectos climáticos y el uso de sus paredes para la elaboración de adoquines y ladrillos. En aquella época, 1740, cuenta Ulloa que al pasar por el pueblo de Cayambe identificó un templo o adoratorio hecho de adobes, ubicado sobre un montículo de tierra no muy alto y con una figura perfectamente circular. Ulloa narra también que su diámetro era de ocho tuesas que hacen de 18 a 20 varas con corta diferencia es decir, la figura circular tenía un diámetro de entre 14 a 16 metros, además tenía 60 varas de circuito, es decir, 50 metros.

 

De este relato histórico se puede inferir que aquel espacio arqueológico, de forma cilíndrica y probablemente de cangagua, se hallaba en la cima de una plataforma artificial, que Ulloa la denomina “montecillo”. Esta construcción perteneció al período de integración (800 d.C. hasta 1500 d.C.); se atribuye como obra de los Caranquis, sin embargo no hay duda de que se trata también de un espacio histórico y cultural de los Cayambis.

 

Los datos nos conducen a relacionar en primer lugar esta narración con el pueblo Caranqui por las tolas asociadas a pirámides truncadas de forma cuadrangular, con o sin rampa de acceso, características de este pueblo. Estas últimas estructuras, por su dimensión y fuerza de trabajo, fueron centros de poder político de los caciques o señores étnicos, mientras que los montículos circulares fueron en la mayoría de los casos monumentos funerarios y los rectangulares, fueron base de viviendas.

 

Puntiachil, en el contexto que acabamos de reseñar, es uno de tantos sitios de ocupación de los antiguos habitantes del Ecuador, lamentablemente destruido por la expansión urbana de la ciudad y la actividad económica de los ladrilleros, que desde hace más de treinta años, utilizan la tierra de las tolas y pirámides. De este asentamiento, que también debió estar conformado por dos o tres pirámides truncadas, lo único que se conserva es parte de una de ellas, ubicada al oriente del cementerio de la ciudad. Por tratarse de propiedad privada, está restringida la visita.

 

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